Molestia en Viñateros de Ñuble por Certificación de Pipeño con Menos Alcohol
Los viñateros de la región de Ñuble han manifestado su descontento con la reciente decisión del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de certificar como pipeño a vinos con menor grado alcohólico que el tradicional.
Esta medida, impulsada por el SAG, ha sido recibida con críticas por parte de los productores locales, quienes consideran que se está permitiendo la comercialización de un producto que no representa fielmente la tradición del pipeño chileno.
Yenny Llanos, coordinadora de la Coalición Nacional de Viñateros, expresó su rechazo a esta certificación: «Nos enteramos de que el SAG, dependiente del Ministerio de Agricultura, está certificando un ‘pipeño’ falso creado por enólogos, con solo 8 o 9 grados de alcohol. Esto no cumple con los 11.5 grados de alcohol real que exige la ley y no tiene nada que ver con nuestros vinos pipeños genuinos, puro jugo de uva fermentado que siempre supera el requisito de los 11.5 grados», declaró Llanos.
Llanos señaló que esta certificación daña a los pequeños productores de pipeño, al permitir la comercialización de un vino que, según ella, puede contener hasta un 50% de agua y no refleja la auténtica calidad de los vinos producidos en la región.
«Esto es una aberración legal, técnica, cultural e histórica. Es un traje a la medida para la gran industria que ha inundado el mercado con vinos que no cumplen con la normativa», agregó.
Este debate surge en medio de la reciente certificación de José Neira Risopatrón, productor vitivinícola de Coelemu, Ñuble, como el primer chileno registrado formalmente como elaborador de pipeño por el SAG.
Este reconocimiento ha sido visto como un hito para el sector, pero también ha levantado voces críticas que cuestionan la definición y los estándares utilizados para la certificación del pipeño.
El director nacional del SAG, José Guajardo Reyes, defendió la medida durante la ceremonia de entrega del certificado, señalando que esta nueva clasificación especial para el pipeño permite su comercialización en igualdad de condiciones con otras bebidas alcohólicas producidas en Chile.
Sin embargo, los viñateros tradicionales de Ñuble temen que esta flexibilización en los requisitos pueda diluir la identidad del auténtico pipeño chileno y perjudicar a los pequeños productores que se han mantenido fieles a las técnicas tradicionales de elaboración.